HUAMALHUA, fue por mucho tiempo una idea vaga, una cosa sin forma pero de profunda raíz arraigada al corazón. Durante ese lapso hubo sucesos que marcaron y revolvieron el interior “un mar de fondo” que me dirigían siempre al mismo lugar. No puedo negar ni alejarme de la necesidad de darle una imagen a aquello que ha centrado mi vida familiar, ir y tratar de entender el origen. El acercamiento que mantuve con Isla de Cedros siempre fue alrededor de anécdotas, dos viajes aislados, fotografías que a lo largo de los años iban llegando, etc. ; una especie de mito que con el paso del tiempo se ha ido desvelando.
Son innegables las interrogantes en torno a México y su desarrollo, hay asignaturas que van quedando pendientes, todas ellas de importancia y urgencia de ser democratizadas, y trabajadas. No es descabellado que al pensar en la vida “insular” resulte un ejercicio vago, desinformado, de mucha anarquía burocrática que deja mucho a la imaginación.
Este proyecto versa en temas que son de mi profundo interés: cotidianidad, la ciudad (lo que el hombre entiende como ciudad y cómo vive en ella), el cuerpo y su modificación, personas límite “olvidadas”, y la familia. También se pretende observar la relación que mantiene el hombre con la naturaleza, las condiciones y el poder de adaptación, el oficio como fuente de trabajo y tradición. Es importante entender y darle un valor al relato oral, el cual nutre el imaginario colectivo otorgándole una identidad regional. Entre la niebla hay mitad corazón y la necesidad latente de contar, crear…
No hay forma ni palabras para agradecer a quienes me han acompañado en esta “locura” de la cual no hay retorno . Gracias a mis pequeños faros por alumbrar, por estar . Los abrazo siempre
Samahil Borbón Ojeda
México, 2015